La BMW, fue la sucesora de mi primera CBR 1000RR, el cambio, huelga decir que era descomunal, no tanto en potencia, ya que la Alemana ofrecía alrededor de unos diez caballos menos que la Honda, pero si en concepto. La CBR, es una superdeportiva sin concesiones, si es cierto, que como buena Honda dentro del concepto radical en el que se encuadra es relativamente "amable" con el piloto, es una montura hecha y preparada para hacer curvas e ir a velocidades ultrasónicas, transmitiendo sensaciones que sólo una "Superbike" te puede ofrecer. Por otro lado la moto de la factoria Bávara, es un muy buen ejemplo de lo que ultimamente se está denominando como "macho-bike". Teniáis que ver el folleto de propaganda de este modelo que publicaba BMW, era una alegoría de todas las cualidades que debe tener la moto de un auténtico "Macho-Men". Coñas a parte, la K, es una moto que también te puede ofrecer momentos muy excitantes, tiene un par motor de otra galaxia, los neumáticos se desgastan con la misma velocidad con la que sale disparada de los semáforos, pocas motos te pueden seguir en esa tesitura, además te ofrece una comodidad bastante alta tanto en ciudad como en carretera, en esta última se hace casi imprescindible la cúpula "sport", que ofrece BMW, entre la lista interminable de extras, ya que es poco aparatosa y desvía muy eficazmente el viento de la zona alta del piloto. El modelo que pude disfrutar tenía el sistema de ajuste de suspensiones automático, (ESA), una auténtica gozada, y era bastante apreciable la diferencia entre los distintos ajustes, para tipo de conducción y cantidad de carga, con o sin pasajero, vamos, una virguería.
Otro de los extras que tenía el modelo, eran los puños calefactables, que si bien en invierno lo agradeces, el sistema no está logrado, pero en cualquier marca, ya que lo que calienta el puño es la palma de la mano, y donde realmente necesitas calor es en la punta de los dedos. Otro día os hablaré de unos guantes que estoy probando, éstos cuentan con una resistencia alrededor de los dedos, y el resultado es muy bueno.
La línea de la BMW, es muy personal, es de esas motos que o te encantan, o las aborreces, a mi personalmente me parecía una pasada, si es verdad que creo que me equivoqué en la elección del color, ya que me gustaba mucho más la que era negra completa, ya que al tener motor y basculante pintados en negro le otorgaba un punto de agresividad muy a tener en cuenta.
En lo que a prestaciones puras respecta, el motor de cuatro cilindros en línea que montaba, no estaba muy afinado, daba bastantes tirones a bajas revoluciones, sobre todo cuando estas en ciudad y continuamente tienes que estar tirando de embrague, el ruido que producía la caja de cambios al meter primera, era bastante molesto, e incluso la moto se movía como una Harley, cuando lo hacía, y por supuesto sin el encanto de las motos de Milwaukee. Es una moto muy larga, lo que te penaliza ostensiblemente cuando pretendes hacer curvas, y el cardán, que en cuanto a mantenimiento es una delicia, porque te olvidas completamente de él, cuando le pides reducciones de marcha un poco agresivas, ¡ojito!, que te puedes llevar más de un susto, es decir tienes que ser muy consciente en todo momento de lo que llevas bajo tus piernas, lo que ocurre, es que como potencia hay de sobra, te terminas animando y eso te puede pasar factura. En cuanto a los frenos, no os creáis que me entusiasmaron demasiado, llevaba un ABS, en teoría, lo mejor del mercado, pero sinceramente, después de haber probado las pinzas de anclaje radial, con bomba radial y latiguillos metálicos de la Honda, los frenos de la BMW, me parecían los de una scooter, con el handicap que despues de 500 km realizados, el disco de freno trasero cristalizó, en cuanto tocaba el freno trasero, este me ofrecia la novena de Bethoveen, en versión chillido, muy desagradable, contestación del concesionario, que tenía que cambiar mi forma de conducción..., sin comentarios.
Quitando este último apartado, os diría que es una moto muy bonita, que en marcha es comodísima, y ofrece una buena seguridad al manillar, si consigues entender los frenos..., lo que estaba claro es que me había equivocado de elección, no era lo que estaba buscando, o por lo menos no me hacía disfrutar tanto como lo había hecho su predecesora, (he de admitir, que esto último ya me lo había aviasado mi amigo Valentín, unos meses antes). Nunca es tarde...
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